jueves, 6 de noviembre de 2014

ILUSTRA UN MES III: BEATRIZ REY



"Ilustra un Mes" de Noviembre se abre paso con un nuevo universo artístico: la fotografía. En este caso de la mano de Beatriz Rey Ortiz de Solórzano, una joven promesa de veinticuatro años nacida en Madrid. Comenzó su carrera en el año 2009 de manera autodidacta como hobby, medio de expresión y escape. Al tiempo, pensó dedicarse profesionalmente a lo que más le gustaba en la vida, incluso participó en la agencia americana Getty Images durante los años 2012-2014, pero finalmente descartó esta idea por el concepto poético de no convertir su pasión en su profesión y guardarlo como refugio sagrado, dejando la fotografía en un rincón más íntimo y personal. 



Una niña caminando entre unas palomas, un beso efímero, un ave alzando el vuelo, una fugaz sonrisa. La idea de exprimir la realidad, en un solo tiro, sin opción a repetir o retocar. En algunas de sus fotografías se ve la inmediatez, la realidad de fijar un instante preciso jugando con la idea del encuentro sin posibilidad de volver a vivir ese momento. Sin duda, la acción de la observación está latente en todas sus obras haciendo saltar una chispa llena de espontaneidad. Una espontaneidad prácticamente digna de la fotografía. En este caso, Beatriz ha actuado casi como la mujer invisible, sigilosa pero atenta, como la narradora en tercera persona de cualquier relato. En la fotografía prima la tensión, el impulso del nerviosismo positivo. 




En otras de sus fotografías no es la inmediatez lo primero que puede venir a la mente del espectador, sino una sensación de naturalidad y belleza, independientemente de que sea un paisaje o un retrato. Sin duda, esa idea de intimidad que persigue nuestra artista se ve reflejada en muchas de sus fotografías haciéndonos partícipes de la escena. La carga sentimental se nota a flor de piel, sobre todo en las fotos de su hermana melliza y musa. 



Los colores son ricos y vibrantes. Parece que en este sentido, ha seguido consciente o inconscientemente, el consejo del fotógrafo Cartier Bresson en el que decía que la fotografías no las encuentras si las buscas, sino que deben ser ellas las que vengan a tí. "Cézanne dijo. Cuando pinto, si empiezo a pensar todo se va al diablo." En estas fotografías se nota el placer por la composición plástica y la sensibilidad que proviene del subconsciente y que no puede explicarse con palabras. 


También parece seguir los consejos de este maestro de la fotografía en los retratos, sobre todo los de su musa. Tanta importancia le daba a la relación con el sujeto, que decía que incluso una mala palabra podría arruinar toda la foto. Conseguir evitar el artificio y que parezca que el retratado ha olvidado que existe una cámara es muy difícil y parece que ella lo consigue sin problemas. Se observa una geometría muy bien formada, pero de manera instintiva. Como debe ser.    
                                             
La luz es la fotografía en sí misma y en la marca Beatriz Rey está captada de una manera inteligente y maravillosa, poética y pictórica, tanto en las fotografías en blanco y negro, como en las de color. Sus estudios de luz abarcan atardeceres, pleno sol o días nublados, pero en todos te sientes atrapado y envuelto en una atmósfera absolutamente natural e íntima. Erótica y amorosa. Pero sobre todo, por encima de todo: BELLA. 



Su fotografía une, crea lazos, desnuda el alma y resalta el amor hacia sus modelos y paisajes. Lo que igual no sabe Beatriz es que también está creando una conexión, unos lazos irrompibles, con el espectador de su obra. 

Victoria Alonso Yanes



                                   
                                            

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